La plaga de bichos en Sevilla tomó un giro inesperado, manifestándose de manera más evidente en la vida cotidiana de los sevillanos durante los últimos días de abril de 2023. Las altas temperaturas propiciaron la proliferación de una multitud de insectos, llevando a los residentes a enfrentarse a una especie de invasión en los cielos sevillanos. Este fenómeno, evidenciado por la presencia de pequeños insectos que se adherían a la ropa y se introducían en la boca, generó preocupación entre la población, como lo demostraron numerosos mensajes en redes sociales.
Contrario a lo que podría pensarse, los miles de bichitos que invadieron las calles de Sevilla no eran mosquitos, como sugerían las publicaciones en redes sociales. Jordi Figuerola, investigador principal en la Estación Biológica de Doñana, afirmó que se trataba de una plaga de pulgones alados que habitaban en los árboles y, afortunadamente, eran inofensivos para los humanos. Aunque pudieran resultar molestos al acechar en grandes cantidades, su presencia no implicaba un peligro para la salud, ya que no picaban.
La invasión de pulgones alados en Sevilla despertó interrogantes sobre la naturaleza de estos insectos y los motivos que llevaron a su proliferación en la ciudad. Para comprender este fenómeno, es esencial explorar quiénes son los pulgones alados y qué factores propiciaron su presencia masiva en los cielos sevillanos.
Los pulgones alados, también conocidos como áfidos alados, son pequeños insectos pertenecientes a la familia Aphididae. Aunque son consideradas plagas en la agricultura debido a su capacidad para dañar plantas al alimentarse de su savia, en este contexto, su invasión no representaba un peligro directo para la salud humana. Estos insectos se caracterizan por sus cuerpos pequeños y blandos, y su capacidad para moverse en grandes grupos.
La razón detrás de la invasión de pulgones alados en Sevilla se encuentra en las condiciones climáticas excepcionales que prevalecieron en la región durante abril de 2023. Las altas temperaturas, superando los 30 grados de manera continua, proporcionaron un ambiente propicio para la reproducción acelerada de estos insectos. Este fenómeno, según expertos como Jordi Figuerola de la Estación Biológica de Doñana, adelantó la temporada de mosquitos y resultó en la presencia de pulgones alados en volúmenes tres o cuatro veces mayores que el año anterior para esta época.
Aunque la invasión de pulgones alados generó molestias y preocupaciones entre los sevillanos, era crucial comprender que estos insectos eran inofensivos para los humanos, ya que no picaban. Su presencia masiva, más que una amenaza directa, constituía un fenómeno biológico impulsado por condiciones climáticas particulares.
Figuerola también destacó un fenómeno interesante: el adelanto de la temporada de mosquitos en Sevilla. A pesar de faltar dos meses para el verano, estos insectos, comunes en los meses más cálidos, reaparecieron en la provincia en volúmenes significativamente mayores que el año anterior, entre tres y cuatro veces más. Las altas temperaturas, con valores continuos superiores a los 30 grados, propiciaron la proliferación de estos molestos voladores, que ya se desplazaban libremente por las calles sevillanas.
Aunque la presencia de pulgones alados no representaba una amenaza directa, el aumento inusual de mosquitos sugería un cambio en el panorama entomológico de la región. Figuerola aconsejó a la población que tomara medidas preventivas, como evitar el agua estancada en casa, ya que los mosquitos no sobreviven a temperaturas inferiores a 10 grados, y el frío actuaba como una barrera eficaz para su reproducción.
Era importante destacar que este fenómeno no significaba necesariamente que durante los meses de mayor proliferación de mosquitos habría tres o cuatro veces más de estos insectos. Más bien, indicaba que estaban adelantados en su aparición. La comunidad sevillana, junto con las autoridades locales, debía permanecer alerta y adoptar estrategias de control y prevención para mitigar cualquier posible impacto negativo en la salud pública y el bienestar ambiental.
La coexistencia con la naturaleza y la comprensión de estos eventos eran esenciales para mantener el equilibrio en un entorno urbano como el de Sevilla, donde la convivencia con la fauna local requería precaución y, al mismo tiempo, respeto por la biodiversidad.
