
La ciudad de Sevilla enfrenta un desafío creciente con la proliferación de cotorras, específicamente de las especies Argentina y de Krámer. Con un censo realizado a mediados de julio que revela la presencia de unas 5.500 cotorras, se evidencia la magnitud de esta plaga que no solo impacta el entorno urbano sino que también genera consecuencias preocupantes en la biodiversidad local y la producción agrícola.
El crecimiento exponencial de las cotorras en Sevilla se atribuye a la ausencia de depredadores, la disponibilidad de alimento y la presencia de áreas aún no colonizadas. Este aumento ha generado dos problemas significativos: la competencia exitosa con otras especies y el impacto en la producción agrícola.
La presencia de cotorras compite directamente con especies autóctonas protegidas, como el cernícalo primilla y el murciélago gigante. En lugares como la iglesia del Salvador, la colonia de cría del cernícalo primilla ha disminuido de 40 parejas en 2013 a solo 23, mientras que las cotorras han quintuplicado sus nidos en el mismo edificio.
Asaja informa que el aumento de las cotorras ha reducido la producción de girasol en un 10% en 2017, y se espera que afecte a otros cultivos. Las cotorras, omnívoras, consumen frutas como dátiles y naranjas en la ciudad, así como granos como girasol y trigo en áreas agrícolas. Se han documentado bandadas de hasta 400 cotorras devastando campos de girasoles.
El Ayuntamiento de Sevilla ha propuesto un plan de control integral para abordar esta plaga, con un enfoque en la convivencia armónica con otras especies autóctonas y la preservación de la biodiversidad.
A partir de septiembre, se implementarán medidas como la colocación de jaulas trampa y la instalación de cajas nido para especies autóctonas. Además, se llevará a cabo la sustitución de huevos en nidos identificados, extrayendo los huevos con métodos no letales y colocando huevos falsos.
A pesar de estas medidas, hay críticas hacia el enfoque no letal del Ayuntamiento. Expertos, como José Tella de la Estación Biológica de Doñana, sugieren que disparar a las cotorras con carabina, como se hizo con éxito en Zaragoza, podría ser más efectivo. Sin embargo, las autoridades defienden un enfoque más amigable con el bienestar animal, similar al implementado en Madrid.
El problema de las cotorras invasoras no es exclusivo de Sevilla, extendiéndose a nivel global con impactos económicos y ambientales significativos en lugares como India e Israel. La planificación a largo plazo y la colaboración internacional se consideran fundamentales para controlar y prevenir la expansión de estas especies invasoras.
La plaga de loros en Sevilla representa un desafío multifacético que requiere un enfoque integral. Desde medidas de control específicas hasta consideraciones sobre la convivencia con especies autóctonas y la preservación de la biodiversidad, es imperativo encontrar soluciones sostenibles. La ciudad, al implementar medidas basadas en la experiencia piloto, busca equilibrar la coexistencia humana y animal en armonía con el medio ambiente.



